domingo, 22 de mayo de 2011

Casi Asperger

Comprendí el síndrome de Asperger. Yo no lo padezco, pero estoy justo debajo de la línea punteada para alcanzarlo, pero no soy lo suficientemente alto. No importa que tanto salte siempre quedo debajo. Es como una aureola ligeramente encima de mi cabeza. Malditos ángeles, los envidio.

sábado, 21 de marzo de 2009

Llaves de identidad

La persona que tienes frente a tí no soy yo. Lo que traigo puesto es sólo un disfraz. Tengo miedo de revelarte mi verdadera identidad. Trato de abrir esas puertas que impiden a mi verdadero yo salir a flote. Tengo la llave. ¿Pero porqué no la uso?

¿Temo a crear un radio de destrucción y caos a mi alrededor?. ¿No es eso lo que quiero? ¿Qué acaso no quiero romper el silencio y lo cotidiano?

Tal vez si estallo, la luz que emane atraiga a seres igualmente o más poderosos que yo. Quiero conocerlos pero también tengo miedo de enfrentarlos. ¿Qué si descubro que la luz que emane era una mera ilusión o un golpe de suerte?

Ahora que lo veo detenidamente, no es una sóla puerta. Son varias. Y no es sólo una llave, es un llavero. Tengo las llaves, sólo debo decidirme a usar la correcta en cada puerta para liberarme de mi prisión interior.

Si verdaderamente poseo tales poderes tal vez no sea necesario usar jamás esta rídicula máscara. Pero una vez que me quite la máscara no hay vuelta atrás. No controlo el tiempo, y no puedo pretender ser la persona que era antes si es que no me gusta mi yo desnudo.

También temo lo que me pueda encontrar en el camino. Temo que sean cosas demasiado insignificantes o por el contrario, descomunales. No tengo muchas alternativas, o seguir avanzando o pudrirme aquí con las moscas.

Tengo que ser constante, autodisciplinarme, abrir una puerta al día, afrontar las pruebas y recibir sin miedo las consecuencias. Sólo así, tal vez, el mundo deje de ser un lugar tan gris. Tal vez sea yo el que pueda llenarlo de luz.

¿Y si no?

Ya no debo dudar.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Laberintos

Ding dong suena tu timbre cuando lo toco. Abres tu puerta y entró a tu casa. Hacía tiempo que no nos veíamos, pero vi tu mensaje en mi celular pidiendome que te visitará y no teniendo algo más emocionante o interesante que hacer decidí visitarte.

Tu casa seguía sin cambios, casi igual que la vez pasada. Lo único que ha cambiado es el orden de tu colección de discos y películas, el color de las sábanas y las cajas de cereal.

"No puedo escribir, ni tocar, ni cantar desde la última vez que viniste" dijiste y luego fumaste un poco de tu pipa. Te pusiste de pie y me dijiste que te siguiera a la azotea.

Era la primera vez que estaba ahí. En el suelo había rayones hechos con gis. Luego me di cuenta que no eran rayones, eran laberintos dibujados en el suelo, con paredes borradas para crear bifurcaciones que conectaran a otros laberintos distintos y así sucesivamente por toda la azotea.

No hablabamos, cuando intentaba romper el silencio me pasabas la pipa para fumar y no te la podía negar. En ese silencio simulado (lo llamó así porque había ruidos de autos, pájaros cantando, y así, ruidos ambientales pues) mi mente empezó a vagar por esos laberintos, buscando una salida o algo, que sé yo, pero ahí estaban esos laberintos, imposibles de no seguirles con la mirada. Fuese a donde fuese, los laberintos siempre me llevaban hacia las orillas del techo, ahí donde no podía ver más pero sabía lo que había.

"Te llamé porque la última vez que pude crear algo nuevo estabas aquí, así que creí que tal vez te lo habías llevado sin querer cuando te habías ido... parece que no es así". Me quedé mirándolo. Sus palabras eran extrañas, pero no lo sé, también se me hicieron muy normales. Jaime podía tocar la guitarra e improvisar letras de una manera tan natural que lo hacía parecer muy fácil. Sus letras siempre me daban algo que pensar, estimulaban mi mente, eran como un catalizador de mis pensamientos. Sus canciones eran totalmente ambigüas y surreales. Aparentemente no tenían mucho sentido si las oías pero si las escuchabas eran bastante profundas pero también podía interpretarlas de mil maneras distintas Siempre que volvía a mi casa después de haber estado una tarde con Jaime siempre tenía algo que escribir o dibujar o ambas cosas. Todo producto de esa ambigüedad. Yo nunca le había contado eso.

"Estos laberintos los comencé a dibujar cuando estaba harto de no poder crear. Ya no siento ese algo que sentía antes para ponerme a rasgar la guitarra y ver que sonidos sacaba. Las ideas que se me vienen a la cabeza ya no son como antes. Son tan normales, como que todos podrán entenderlas. Yo no quiero que todos me entiendan. Por que yo no le hablo a todos. Sólo los que están dispuestos a escucharme y esforzarse por entenderme. Pero ahora mis letras y mi música son tan atractivas para los demás, demasiado normales diría yo.

"Primero dibujé un pequeño laberinto. No sé porque. Solo comencé a trazar líneas rectas al azar y cuando me había dado cuenta la línea ya había vuelto al inicio y se había formado el laberinto. No le dí importancia y me fuí. Volví los siguientes días y dibuje otro laberinto y después otro y después otro. Pronto los laberintos abarcaban todo el suelo como puedes ver. Pero no tenía sentido. Cada pequeño laberinto no tenía ni comienzo ni final. Estaban sólos. Entonces borré un segmento de cada laberinto y lo unía con otro y así sucesivamente hasta unirlos todos en un gran laberinto. Hace unos días que termine todo el suelo y de nuevo sentí la frustración de no poder crear que te llamé para ver si pasaba algo. No hay cambio alguno."

Ahora que lo pienso, hacía mucho tiempo que no escribía ni dibujaba. No me había dado cuenta de ello. No había sido algo importante para mí, pero a partir de ver esos laberintos me comencé a preocupar. ¿Y si yo tampoco podía volver a crear de nuevo? Sentí claustrofobia, como si estuviera encerrado en esos laberintos sin sentido ni objetivo. Sin motivación. Tal vez eso le faltaba a Jaime. Un incentivo para recorrerlo. Algo que hiciera al ratón querer recorrer ese laberinto. Un trozo de queso o algo así.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Retazos

Creo que el mundo está enfermo,


Confusión, obseción o deseo... no lo sé.


No hay nadie fuera de la puerta de tu cuarto esperando atraparte con las manos en la masa. Es sólo tu imaginación tratando de engañarte y mostrarte una realidad que no existe.



Han pasado muchos días desde la última vez que estuvimos juntos y la verdad es que te extraño. No puedo olvidar el día de la fiesta


No se me antoja nada





Co

Desayuno

El desayuno era bastante bueno para ser algo tan simple. Ella me sonreía mientras me veía cortar la por la mitad la salchicha y ponía catsup al huevo. Fue incómodo y a la vez muy gratificante.

La noche anterior fue muy extraña. De hecho recuerdo realmente muy poco. Sólo recuerdo que los 3 llegamos a la fiesta. Luego estaba platicando contigo. Él me dió las llaves del auto. Después escuchamos la canción y llegue hasta donde estoy ahora. ¿Porqué me prestó el auto? ¿Porqué me pidió que llevara a su novia? ¿Hice algo malo?

Ella continuo mirandome y yo sólo podía observar la profundidad de sus ojos, la textura de sus labios, el rubor de sus mejillas, todo era espectacular e hipnótico. Cuando menos lo esperaba ya estabamos ambos debajo de las cobijas de su cama. ¿O ella es muy buena o yo soy muy fácil?